Los valores como la lealtad, el apoyo, la solidaridad, la aceptación, el respeto, la gratitud, la prudencia, la generosidad, el optimismo y la humildad son virtudes que deberíamos valorar en las personas con quienes interactuamos en este tránsito por la vida.
Cuando estimamos los rasgos positivos en las personas estamos cultivando las virtudes y fortalezas humanas, que es lo que hace que seamos mejores personas. Es decir que estamos potenciando las cualidades positivas que poseen las personas y también las de nosotros mismos.
Pero algo interesante es que si somos capaces de percibir y valorar los rasgos positivos en las demás personas, es porque esas cualidades y virtudes también definen nuestro carácter o personalidad, y rigen nuestro comportamiento.
¡Recuerda que las personas de tu entorno son tus espejos vivientes y tal como las valoras también así te valoras tú!