¿Alguna vez has pospuesto una acción o una tarea importante? ¿En alguna ocasión has ignorado tus obligaciones que tienes a tal punto que te has olvidado de cumplirlas? Si has respondido de manera afirmativa a alguna de estas dos preguntas, entonces tú tiendes a procrastinar.
La procrastinaciòn significa aplazamiento o retraso, es la acción de postergar voluntariamente algo que tenemos programado hacer, estando consciente que puede causarnos algún inconveniente, pero siempre tendemos a no llevar a cabo la tarea puntualmente, lo cual provoca un estado de disconfort.
Igualmente, la procrastinación se considera algo perjudicial cuando se convierte en un hábito, es decir en una respuesta repetida ante ciertas circunstancias o situaciones, por lo que esta conducta se interioriza y se realiza de manera mecánica, dado que es la manera como reaccionamos ante nuestros compromisos laborales, familiares o sociales sin darnos cuenta de nuestras acciones.
Por lo tanto, la acción de procrastinar nos afecta a nivel emocional y fisiológico porque puede provocar ansiedad, o angustia por el asunto que está pendiente, así que puede ser causa de estrés, de sentimientos de malestar, culpa o nerviosismo.
¡No lo pospongas más!